El Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES), llevó a cabo en los últimos meses un relevamiento analizando los planes de inversión del sector industrial brasileño, entre los que se contabilizaron 500.000 millones de reales en los próximos cuatro años, destacándose en particular las inversiones de la industria del petróleo y el gas, que representan el 59% de este monto, y la industria minera.
A partir de 2006, se inició en la industria brasileña el ciclo de inversiones más importante que haya tenido lugar desde principio de los ochenta. Inicialmente los proyectos estuvieron relacionados con los sectores del petróleo, del gas y
minerales, para luego atender a las industrias productoras de insumos básicos y finalmente a la producción de bienes de consumo, estimulada por el crecimiento del mercado interno. Este ciclo estuvo caracterizado en su mayoría por procesos de ampliación de la capacidad productiva.
Tras el estallido de la crisis financiera internacional, la formación bruta de capital cayó más del 20% entre el tercer trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. Si bien los grandes proyectos en curso no fueron interrumpidos, la inversión fue el componente de la demanda agregada de recuperación más lenta, mostrando signos de reactivación recién a partir del tercer trimestre de 2009.
De acuerdo al relevamiento, las inversiones totales de la industria en el período 2010-2013 crecerán un 60,2% respecto al período 2005-2008, lo que significa una tasa de crecimiento anualizada del 9,9%. No obstante, se observa una gran heterogeneidad entre los distintos sectores, hallándose en un extremo la industria petrolera y del gas con un aumento pronosticado del 88,2% y en el otro, la industria minera que prevé una reducción del 2,7% en sus inversiones. En este sentido, a continuación, se analiza con más detalle las expectativas de cada sector en particular.
Petróleo y gas: este sector, de importancia decisiva en la economía brasileña durante la última década, se trata de la actividad que genera mayores inversiones en el país. De hecho, se espera que la inversión del sector en los próximos cuatro años alcance los 295.000 millones de reales. Adicionalmente, las inversiones del sector en exploración y producción se estima incentivarán la creación de una fuerte industria local de servicios petroleros.
Industria minera: en el segmento del mineral de hierro se prevé una inversión de 30.000 millones de reales, destacándose asimismo el segmento del aluminio (4.000 millones de reales) y el del níquel (2.000 millones de reales). Uno de los principales determinantes de las inversiones en este sector ha sido el incremento exhibido por las importaciones chinas de minerales desde 2003. No obstante, el escenario de menores tasas de inversión esperadas para el período 2010-2013 frente a 2005-2008 (-2,7%) refleja expectativas menos alentadoras respecto a la evolución de la demanda internacional, sumándose el efecto que producirá en el mercado mundial los proyectos que ya han sido puestos en marcha.
Industria siderúrgica: las inversiones vinculadas a las nuevos descubrimientos petroleros, las Olimpíadas y la Copa Mundial de Fútbol significarán para Brasil un consumo adicional de acero de 8 millones de toneladas entre 2010 y 2016. Sin embargo, Brasil cuenta actualmente con la capacidad productiva necesaria para abastecer este aumento de la demanda
interna. De esta forma, las inversiones previstas por el sector siderúrgico para los próximos cuatro años, que alcanzarán los 44.000 millones de reales, estarán destinadas en su mayoría al mercado externo.
Industria petroquímica: la industria química brasileña está fundamentalmente orientada al mercado interno, registrándose eventualmente ventas residuales al exterior. Históricamente la expansión de esta actividad se ha visto limitada por la escasez de materias primas y dificultades en la organización del empresariado del sector. Para los próximos años se espera
una fuerte reestructuración del sector, con sustento en el mercado interno. En este sentido, según el relevamiento, existen importantes proyectos de inversión destinados a la generación de productos con mayor valor agregado.
Industria automotriz y autopartista: para el período 2010-2013 este sector prevé un crecimiento de 40,8% en sus inversiones en relación a 2005-2008. No obstante, las realidades que enfrentarán el segmento automotriz y el autopartista serán dispares. En el caso de las terminales automotrices, se pronostica una fuerte expansión (51,7%) estimulada por el desempeño favorable esperado del mercado interno. Entre los proyectos mencionados se incluyen la instalación de fábricas, la fabricación de nuevos modelos y el acondicionamiento de motores de camiones para su adecuación a una nueva
legislación ambiental más restrictiva. Por otra parte, el sector autopartista cuenta con perspectivas de crecimiento más modestas. Sin embargo, la evolución de este sector está menos relacionada con las perspectivas de demanda y más con el hecho de que esta industria haya atravesado un robusto ciclo de inversiones entre 2007 y 2008.
Industria electrónica: basadas en la expansión del mercado interno prevista, las perspectivas para esta industria son favorables e incluyen proyectos relacionados con la inclusión digital, la banda ancha y los eventos deportivos.
Papel y celulosa: a pesar de las expectativas de tímido crecimiento de la demanda mundial de celulosa, Brasil cuenta con varios factores positivos que le permitirán colocar su producción en los mercados externos. Por un lado, goza de una gran cantidad de recursos forestales. Por otra parte, la tendencia a sustituir el uso de celulosa de fibra larga por celulosa de fibra corta beneficia a este país cuya producción está concentrada en el último segmento.
Por lo tanto, a luz del análisis sectorial, las industrias pueden ser clasificadas en tres grupos, poniendo el eje en los principales determinantes de sus inversiones: a) orientadas al mercado interno (petroquímica, automotriz y electrónica), b) orientadas al mercado externo (industria minera, siderurgia, papel y celulosa) y c) el sector de petróleo y gas, cuyas inversiones son consideradas independientes del comportamiento del mercado interno y externo.
En este sentido, se pueden observar diferencias en las perspectivas de inversión para 2010-2013 según se trate de un sector exportador o de un sector orientado al mercado doméstico: las inversiones de los sectores vinculados al mercado externo crecerán un 17,4% con respecto al período 2005-2008, mientras que las inversiones de sectores volcados al mercado interno crecerán un 56,8%. Estas diferencias se deben al desempeño de los mercados interno y externo en el marco de la crisis internacional. En este contexto, la economía doméstica logró su recuperación con relativa rapidez ayudada por diversos paquetes de estímulo, al tiempo que el comercio mundial se vio gravemente resentido, generando disputas por la captura de mercados.
Por otra parte, el nuevo ciclo estará caracterizado por inversiones de mayor envergadura en sectores vinculados a la demanda final, a diferencia de aquel que tuvo lugar entre 2006 y 2008, donde se destacaron los proyectos de inversión de sectores productores de commodities e insumos básicos.
Este escenario, que potencia los sectores vinculados a la demanda final, minimiza los riesgos de desindustrialización de la economía, contribuye al crecimiento del mercado interno y tiene importantes efectos positivos sobre los sectores productores de materia prima y bienes intermedios. No obstante, esta situación debe ser interpretada cautelosamente dado que la diferencia entre los desempeños de los mercados interno y externo puede acarrear ciertas dificultades en las cuentas externas brasileñas, en un contexto de lenta recuperación del nivel de actividad mundial.
