Breves antecedentes
En 1991, tras la firma del Tratado de Asunción se da origen al esquema de integración económica denominado MERCOSUR. A partir de allí se configuraron objetivos numerosos siendo uno de los pilares lograr un mayor grado de integración de la región, no solamente comercial, sino económico, productivo y social. De esta forma el tratado planteaba la necesidad de fomentar el comercio entre los miembros, la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, el establecimiento de un arancel externo, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes y la armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración, entre otros.
Si bien en ese momento se comenzaron a registrar progresos significativos en la eliminación de los aranceles de productos originarios del MERCOSUR dentro del bloque, otros obstáculos como las Barreras No Arancelarias (BNA) no se han logrado reducir de la misma manera y aún quedan muchas cuentas pendientes a resolver. En ese entonces, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay ya presentaban importantes asimetrías estructurales en materia de empleo, productividad, política macroeconómica, política financiera, industrial, etc., producto de estrategias de crecimiento que habían sido sustancialmente diferentes y de distintas dotaciones de recurso entre otras cosas. A pesar de ello, al sentar las bases del MERCOSUR, los cuatros países miembros consensuaron que tendrían los mismos derechos y obligaciones a la hora de tomar decisiones. En este sentido, el tratamiento de las asimetrías estructurales de las economías más pequeñas, como es el caso de Paraguay y Uruguay, quedó circunscripto a mayores plazos de desgravación en la convergencia hacia un Arancel Externo Común (AEC) y a una lista de excepciones al AEC más amplia. En particular, a Paraguay se le cedió mayor flexibilidad en las reglas de origen.
MERCOSUR en números
El crecimiento del comercio entre los miembros del MERCOSUR desde la vigencia del tratado de Ouro Preto fue significativo tanto por el lado de las exportaciones como por el lado de las importaciones. No obstante, tanto Argentina como Uruguay aumentaron más sus importaciones con el bloque que sus exportaciones.
Argentina duplicó las exportaciones al bloque mientras que incrementó sus importaciones 174% en este período. Uruguay aumentó sus exportaciones al bloque 61% mientras que triplicó sus importaciones desde mismo origen. De forma inversa, Brasil y Paraguay incrementaron sus exportaciones por encima de las importaciones desde el bloque. Las exportaciones brasileñas crecieron 139% y las importaciones 87% mientras que en el caso de Paraguay las exportaciones al MERCOSUR se cuadriplicaron y las importaciones se triplicaron.
Sin embargo, a pesar del importante crecimiento del comercio dentro del bloque, las exportaciones de todos los Estados miembros crecieron más al resto del mundo que dentro del propio bloque en el período señalado, obteniendo mayores posibilidades de comercio con países como China o la Unión Europea demandantes de productos primarios, en especial de soja.
No obstante esto, el 43% de las exportaciones de Brasil son de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) y el 20% de las mismas tienen como destino el MERCOSUR. A su vez del total exportado al bloque, el 85% corresponden a MOI. Lo que pone de manifiesto como Brasil ha logrado aumentar su base exportadora de productos con mayor valor agregado sobre la base de una mayor demanda de los países del MERCOSUR. A modo de ejemplo, el superávit registrado por Brasil con el bloque en MOI fue de casi USD 5.000 millones durante el año 2008.
Argentina, por su parte, exporta al bloque principalmente Manufacturas de Origen Agropecuarias (MOA) y MOI que en conjunto representan 75% del total, mientras que las exportaciones paraguayas tienen menor valor agregado y Uruguay exporta principalmente Productos Primarios y MOA.
El rol de las economías grandes.
Los acuerdos comerciales usualmente involucran a economías de diferentes tamaños y niveles de desarrollo. Si la integración es imperfecta la actividad tiende a concentrarse en las economías de mayor tamaño relativo, beneficiándolas a expensas de las más pequeñas y profundizando las diferencias preexistentes.
Brasil, que representa más de un 70% del territorio del MERCOSUR, alberga casi el 80% de la población y genera el 73% del PBI de la región fue el país miembro que más aumentó sus exportaciones al bloque en los últimos diez años, después de Paraguay, y quién, llamativamente menos incrementó sus importaciones desde el bloque en el mismo período.
Argentina, que representa cerca 25% del producto bruto del MERCOSUR mantuvo un saldo comercial deficitario con el bloque de USD 4.000 millones en 2008 producto de un déficit con Brasil de USD 4.300 millones.
No obstante ello, las economías más pequeñas del bloque mantuvieron déficit comercial con los miembros del MERCOSUR desde el inicio de la integración regional, llegando en 2008 a déficit de 1.679 millones en el caso de Paraguay y de USD 2.320 millones en el caso de Uruguay.
Además, las importaciones brasileñas desde el MERCOSUR redujeron su participación en el total importado en estos últimos años y es el Estado miembro que en terminos porcentuales menos importaciones realiza intra-MERCOSUR.
Brasil es el principal socio comercial de cada uno de los países miembros del MERCOSUR y mantiene un saldo superavitario con cada uno de ellos que en conjunto superaron los USD 6.800 millones en 2008. En particular, representa el 18% de las exportaciones argentinas y el 30% de las importaciones. A pesar de ello, todos los países del bloque han descendido posiciones relativas en materia de importaciones brasileñas, En particular, Argentina fue el cuarto proveedor brasileño después de Estados Unidos, la Unión Europea y desplazada por China en 2008.
Por su parte, es interesante destacar que desde 2001, Brasil ha incrementado sus ventas a China en un 700% y representa cerca del 14% del total exportado. Estas exportaciones se concentran básicamente en productos primarios (76%), en particular poroto de soja (41%) y minerales de hierro sin aglomerar (30%).
Reflexiones finales
Al crearse el MERCOSUR, el tratamiento de las asimetrías ha sido limitado siendo la eliminación gradual de las mismas uno de los grandes objetivos de la iniciativa. Se han aceptado algunos pocos instrumentos para contemplar desigualdades entre los miembros como mayores plazos en el cronograma de convergencia al AEC y al libre comercio intra zona y mayor cantidad de posiciones arancelarias exceptuadas al régimen común del AEC. Asimismo, sectores sensibles como el automotriz y el azucarero han tenido un trato diferenciado en el transcurso de estos años.
Sin embargo, sigue pendiente la conformación de una visión estratégica común y consensuada para el bloque junto con el diseño y la implementación de políticas para atender el problema de las asimetrías existentes.
Casi dos décadas después y a pesar de los logros obtenidos, existe cierto descontento de los miembros con los resultados obtenidos, destacándose el malestar de las economías menores por el aumento de las asimetrías.
Mientras que Uruguay intenta un plan de reducción de disparidades y reclama sobre mejora de acceso a los mercados y las condiciones de competencia, Paraguay apunta a promover políticas que tengan en cuenta las asimetrías estructurales y para ello ha promovido un trato especial y diferenciado. Asimismo, la Argentina pone de manifiesto que Brasil trae a cuestas una historia de más de 30 años de promoción y defensa de la producción, estrategia que puede observarse a través de la conformación de su Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), ampliación de infraestructura, desarrollo de proveedores, etc. Todo esto ha abierto una brecha estructural de importancia respecto a una economía como la argentina, que lleva sólo 6 años de recuperación de sus capacidades tecnológicas y productivas y con todas las limitaciones del caso.
De esta forma, aparecen ciertas dudas por parte de los Estados miembro sobre si Brasil podrá asumir los costos de un liderazgo positivo para la integración y en el marco de una institucionalización adecuada que ayude a encaminar los objetivos del bloque.
De esta forma, los países grandes del bloque, particularmente Brasil, deberían entender que suavizar las asimetrías de los Estados miembros y desarrollar las fortalezas de las economías menores puede ayudar a fortalecer las potencialidades del MERCOSUR. De esta manera, colaborar a desarrollar las economías pequeñas consolidaría el comercio intra regional como plataforma para una mejor inserción internacional y en consecuencia lograr un bloque más fuerte y más influyente. Asimismo, la integración productiva regional resulta imprescindible para promover el desarrollo conjunto de ventajas competitivas dinámica a partir de la complementación productiva, comercial y la especialización intrasectorial.
A pesar de todo lo expuesto, los cuatro países miembros deberían concentrar sus esfuerzos en unificar sus políticas comerciales en relación con las negociaciones internacionales que se reabren el año próximo y en diseñar estrategia de inserción internacional inteligente para fortalecer el comercio exterior con sus socios y reforzar lazos comerciales.
En este marco, la crisis internacional representa una oportunidad para discutir mecanismos e instrumentos de política comercial externa, cuya implementación contribuya a la convergencia de las economías en desarrollo hacia los estándares socioeconómicos propios del mundo desarrollado. Debemos tener en cuenta las asimetrías productivas qua hay hacia dentro de nuestros países con relación al mundo desarrollado, de forma de lograr preservar los procesos de desarrollo industrial de nuestras economías.