¿Qué hacer para el Desarrollo Productivo?

Autores: Diego Coatz. Medio: Publicada en Página 12.

25/08/2010
La dinámica económica argentina reciente presenta un conjunto de elementos clave para indagar en forma crítica la implementación de políticas productivas en general e industriales en particular.

La instrumentación de un esquema macroeconómico que reorientó los incentivos a favor de la producción y el trabajo derivó en la generación de casi 5 millones y medio de empleos, el récord histórico de inversión sobre producto sobre finales del año 2007 y la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, cimentado tanto por el incremento de la base exportadora como por la ampliación del mercado interno. Todo ello sirve de base a un conjunto de resultados relevantes, aún más a la luz de lo ocurrido en otras economías de la región en un contexto de términos de intercambio favorables. Argentina ha demostrado su gran capacidad de generar riqueza cuando lo que se potencia es el crecimiento.

No se trata, sin embargo, de buscar cualquier crecimiento sino uno que genere nuevas oportunidades para los sectores más postergados.

A esta altura, son pocas las voces que cuestionen que el camino al desarrollo se debe erigir integrando las fuerzas productivas, agregando valor a la producción de commodities tanto agropecuarios como industriales, desarrollando proveedores PyMEs locales con capacidad de innovación y generadores de empleo. Sin embargo, existen todavía dos carriles necesarios y complementarios que se deben recorrer para agilizar la convergencia a estándares de vida similares a los países más prósperos.

El primero de los carriles requiere la coordinación de los instrumentos de política – monetaria, cambiaria, comercial, fiscal, de ingresos, entre otras –a fin de garantizar la acumulación de capital reproductivo y desalentar la especulación y las actividades rentísticas.

En este sentido, la competitividad-precio de los bienes transables (que contempla no sólo el tipo de cambio nominal sino la evolución de los costos, aranceles, retenciones, reintegros junto a otros incentivos fiscales de acuerdo a la agregación de valor) resulta clave para el desarrollo de producción interna, tanto para satisfacer la demanda local (sustitución de trabajo importado por trabajo nacional) como para la dinámica de las exportaciones, particularmente de los productos con mayor valor agregado (agropecuarios e industriales) de manera que se garanticen más y mejores puestos de trabajo. Adicionalmente, la política cambiaria debe contribuir a evitar maniobras especulativas.

Sin embargo, esto es condición necesaria pero no suficiente. El segundo carril que requiere un programa de desarrollo es el de repensar las políticas de oferta: una política industrial integral que corrija gradualmente los desequilibrios estructurales de la matriz productiva y reduzca la vulnerabilidad y dependencia del aparato productivo.

No recorrer en forma simultánea estos carriles impediría una diversificación y ampliación de la matriz productiva que permita resolver el problema estructural de nuestro país: la brecha externa. Décadas de retrocesos en la integración de la industria nacional derivaron en un elevado requerimiento tanto de bienes intermedios importados para la producción local como de bienes de capital para la inversión, como así también de bienes con elevado contenido tecnológico.

Los grandes desafíos implican buscar respuestas para algunos de los siguientes interrogantes: ¿cómo se reduce la brecha entre los 700 dólares promedio que reciben los argentinos por cada tonelada exportada y los casi 1.800 dólares que pagan por una tonelada importada? ¿Cómo se resuelve el déficit de más de 400 mil puestos de trabajo que deja el intercambio comercial y la alta dependencia de manufacturas de origen industrial (más de 90% del total importado frente al 30% del total exportado)? O, en el mismo sentido, ¿cómo se logra avanzar en la agregación de valor a la producción alimenticia (los alimentos elaborados tan sólo representan el 25% del complejo agrícola y agroindustrial exportador)? En estas respuestas están los ejes centrales que permitirán a la Argentina superar sus limitaciones históricas, no para tan sólo aumentar su generación de divisas sino para comenzar a desandar el camino hacia un desarrollo integrado e incluyente en nuestro país.

* Profesor FCE-UBA. Economista Jefe del Centro de Estudios de la UIA y miembro del Dto. de Estrategia y Planificación de la Sociedad Internacional para el Desarrollo, Capítulo Buenos Aires (SIDbaires)



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