Por Sergio Drucaroff (Jefe del Departamento PyMI UIA)
Pocos temas económicosgenerantan amplio consenso como fortalecer la creación y el crecimiento de las PyMEs en el camino hacia al desarrollo de lospaíses. Este sector resulta un eje clave para el empleo:en Argentina en más del 55% de los puestos de trabajo y generan una porción muy significativa de nuevos puestos de trabajo a través del tiempo. Además, constituyen una fuente de mejora en la distribución del ingreso y de la diversificación de las exportaciones. Por todas estas razones, abordar la competitividad de las PyMEs no es una tarea aleatoria e intuitiva sino el vector fundacional de un plan para el desarrollo.
El colectivo PyME representa en todos los países del mundo más del 95% de las empresas. En la industria argentina, las 60 mil PyMEs industriales que registran al menos un trabajador en relación de dependencia son el 97,5% del total de empresas manufactureras. Durante los últimos diez años, este sector fue el destinatario de diversos programas y estímulos para su desarrollo. Sin embargo, estos esfuerzos parecen no ser suficientes para sostener un sendero de mejoras de la capacidad competitiva de las PyMEs.
Para constituir una competitividad sustentable es necesario contar con una macroeconomía que estimule el desarrollo del mercado interno y la inversión. De esta manera pueden articularse aquellas acciones propias de la PyMEs que tienden al desarrollo: la formación de los recursos humanos-principales responsables de la agregación de valor en las PyMEs-, el acceso a financiamiento para desarrollar nuevos productos tanto como para expandir y mejorar los procesos productivos y la vinculación con las fuentes de desarrollo científico-tecnológico para innovar. Tres ejes claves que potencian la agregación de valor y la mejora de la productividad.
Demandamos mucho de nuestras PyMEs como sociedad: queremos que se orienten a crecer, a innovar, a ampliar su dotación de personal y a internacionalizar sus actividades. Sin embargo, hay otros temas de competitividad que son trascendentales en la agenda de la gestión PyME y todavía no encuentran respuesta.
Las PyMEs no tienen un tratamiento tributario diferenciado en el impuesto a las ganancias como sí ocurre en muchos países desarrollados, las demoras en la percepción de devoluciones de impuestos y reintegrosson recurrentes e impactan en su disponibilidad de capital de trabajo, y todavía persisten trabas burocráticas que muchas veces corren el foco de las PyMEshacia la resolución de estos problemas – actividades de bajo valor agregado - en lugarde orientarlos hacia la innovación y el aumento de la productividad. Mejorar la competitividad también depende de optimizar la experienciade la PyME en su relación con la administración pública.
Una agenda tan compleja e integral no puede estar activa solamente desde el sector público. Por eso, desde la Unión Industrial Argentina y su programa UIA en Acción, se trabajasobre estos y otros pilaresde la competitividad. A modo de ejemplo, pueden citarse un conjunto de iniciativas testigo que la institución lleva adelante. El 10% de las pymes industriales argentinas fueron asistidas por el programa AL INVEST (Unión Europea-UIA) durante cinco años(2009-2013) para su internacionalización y la mejora competitiva de las empresas. Además, junto con la Secretaría de Energía de la Nación y el Banco Mundial, la UIA desarrolló un programa de mejora en la eficiencia energética de las industrias.
En el plano de la innovación, a través de la Unidad de Vinculación Tecnológica de la UIA se ha estimulado la inversión en desarrollo tecnológico e innovación por más de 100 millones de pesos durante los últimos cinco años, mediante los programas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.Y junto al Ministerio de Trabajo de la Nación, la entidad gestiona un programa para la inserción y capacitación de trabajadores desocupados en la industria.
El panorama actual muestra que las PyMEs industrialeshan perdido 13.000 puestos de trabajo desde fines de 2011. Sus exportaciones pasaron del 12% a menos del 10% del total en el mismo período. Y la tasa de creación de empresas es menor a la tasa de cierres desde 2012, con un dato no menor: la creación de nuevos emprendimientos está en su nivel más bajo desde el año 2004. Una traducción rápida de estas cifras es que las PyMEshan perdido competitividad en los últimos años.
El desarrollo no admite estos desvíos por mucho tiempo: urge implementar una agenda integral público-privada que estimule el círculo virtuosode este sector de la economía. Para afrontar los grandes desafíos de la Argentina del desarrollo, la competitividad PyME se constituye como una de las llavesque abre la puerta del futuro y del progreso.